lunes, 12 de febrero de 2007

NUESTRO DERECHO DE VIVIR EN UN AMBIENTE SIN CONTAMINACION

Eran las 2.30 de la madrugada del jueves 18 de enero recién pasado cuando una gran parte de los ciudadanos de Los Ángeles se despertó, desesperados por un nauseabundo olor que invadía el ambiente de sus casas. Efectivamente, se percibía un olor parecido a gas licuado. Pero no era de ese tipo de emanación. Muchos abrieron las puertas y ventanas para ventilar y no pasó nada. El olor era más insoportable fuera de las casas. Inmediatamente uno piensa en varias posibilidades para aquella contaminación. Pudo ser la empresa IANSA que produce olores desagradables en el proceso y tratamiento de la remolacha; igualmente las plantas de celulosa Laja y Nacimiento con sus emanaciones por el proceso de macerado. También cabía la posibilidad de ser un escape de la tubería de gas de la empresa que distribuye dicho combustible natural, en Los Angeles. Pero al no encontrar respuestas a lo ocurrido, a esas alturas de la noche solo queda resignarse y por supuesto regresar a la cama y tratar de conciliar el sueño.

Muchos de los ciudadanos de Los Angeles se sienten muy molestos por dicha contaminación. Vulnerados en sus derechos más básicos y humanos. Uno se pregunta si existe una entidad que esté tratando estos temas, en Los Angeles, si las autoridades están realizando gestiones a fin de impedir las emisiones contaminantes, si existe un trabajo comprometido y decidido por el CONCEJO Comunal de Los Angeles respecto de la defensa del medio ambiente, “si está en la conciencia de las autoridades y ciudadanos lo que dice la carta fundamental del los DDHH, respecto al tema”, etc. Son preguntas que requieren de respuestas claras a la ciudadanía.

En Los Angeles, la contaminación por emisiones de gas y olores como los descritos han pasado a ser casi familiares, olores que han sido motivo de vagos comentarios con los vecinos como por ejemplo “qué olor tan malo”, “quien será”, “qué empresa”, “deberían preocuparse”, “esto es perjudicial para la salud”, “hay que denunciar a la empresa responsable”, etc. Pero todo siempre queda en vagos comentarios, lejos de una acción decidida.

Hay varias preguntas que se vienen a la mente. ¿Qué calidad de aire queremos en Los Angeles?, ¿La comunidad está dispuesta a luchar por la defensa del medio ambiente?, ¿queremos un ambiente sano para nuestros hijos?, ¿Vamos a seguir permitiendo que atropellen nuestro derecho fundamental de vivir libres de contaminación?. Pueden haber diferentes respuestas, pero es el tiempo de levantar la voz ciudadana contra estos hechos que perjudican a todos.

Habrá muchas razones válidas para mantener empresas en la zona, pero no existe ninguna razón para permitir que esas empresas nos contaminen y atenten contra la vida saludable de los ciudadanos. Es un derecho de todos de vivir una vida libre de contaminación.

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